jueves, 26 de mayo de 2011

Priscilla///Capitulo 7

VII

El carruaje llegó exactamente a las 4:30pm, las damas muy puntuales bajaron las escaleras al recibir la notificación de la llegada del caballero, Elroy feliz de salir para visitar una vez más la ciudad tan alegre y movida, apuraba a Priscilla en todo que la niña estaba tan distraída que costo bastante en enfocarla en el presente, William fuera del carruaje se arreglaba los guantes, su cabello y su sombrero, mando a subir su maletas hace poco dejo el hotel donde se hospedo en la noche y fue allí donde aprovecho en acicalarse y cambiarse de ropa para venir bien galante para su chiquilla, cuando las damas salen emocionadas, las saluda con una amplia sonrisa quitándose el sombrero, las elogio por los bonitas que se veían esa tarde, les abrió la puerta y dio su mano para subirlas al carruaje. Elroy estaba vestida de verde y blanco, colores que realzaba el color de piel, con una gargantilla del mismo color y decorados de piedras preciosas hacían juego con sus ojos que brillaban, Elroy no sabia el porque esa tarde se sentía tan feliz es como si algo especial ocurriría. Priscilla vestía de nuevo de color azul con estampados, era un traje recatado que ocultaba sus encantos femeninos, manga larga, cuello alto, sin embargo, marcaba bien su definida silueta, se sentó frente a William, le saludo, le sonrió y se mantuvo callada en gran parte del viaje como si no quisiese decir o hacer algo imprudente, fue Elroy la que converso sin parar con su hermano sugeriendole que sitios visitar y Priscilla solo asentaba. Hicieron varias paradas, tiendas,plazas, perfumerías, joyerías entre otros lugares comerciales, en el camino se encontraron con un trío de amigas que se les unieron al paseo que supuestamente era para William conociera una parte de Nueva York y termino siendo acompañante de comprar de Elroy y las amigas de Priscilla.

La niña seguía callada y meditabunda, observaba constantemente cada movimiento de William, insegura por no cumplir ciertas expectativas que se metió en la cabeza con su análisis de lo que entendió del mensaje, William intrigado por el comportamiento apagado de Priscilla intentaba acercarsele pero su hermana y demás señoritas irrumpían cada intento, siempre aparentaba amabilidad en su rostro por cada interrupción y por dentro quería estrangular a cada una sobre todo a Elroy que por lo visto decidió estropearle el paseo por no dejarla salirse con la suya en la breve discusión en horas pasadas, tuvo suerte cuando entraron a una tienda de accesorios de vestir, una tienda especial para comprar abanicos, sombreros, sombrillas, paraguas, bastones, ella miraba la galería de abanicos en diversos colores y diseños, se le agrandaban los ojos cada vez que le gustaba uno, lo tomaba, y posaba en el espejo muy coqueta, luego los devolvía a su lugar para repetir lo mismo cuando encontraba otro que le gustase

-Ese le hace juego con sus cabellos...-le dice William mientras se acerca despacio
-¡Oh! ¿usted cree?-responde dulzona mientras toca el borde dorado del abanico de estampado de rosas, un gesto que William tomo como invitación para conversar- no tengo un vestido que conjugue con este hermoso abanico
-Entonces compre un exquisito vestido porque ese color le asienta estupendamente -Ella sonríe y se vuelve a mirar en el espejo esta vez sus mejillas tienen un color carmesí-
-¡Es hermoso! Pero no estoy segura si deba comprarlo hace días que compre tantas cosas que mi madre me riño toda la tarde,
-¿Te gusta mucho?
-Si...
-¿Hay otro que te guste?
-¡Muchos! Por ejemplo este color perla y este color verde
-Escoge todo los que quieras y si te gusta otras cosas tomalo, lo pagare con mucho gusto
-¡Sr. William! No puedo aceptarlo, es muy amable de su parte pero...
-Es para dártelo como obsequios por acompañarme esta tarde, por favor insisto
-Solo por compañía...
-También es porque la quiero ver feliz, ha estado muy callada y absorta en sus pensamientos cuando me agrada mucho ver su entusiasmo que da vida todo lo que toca...la verdad lo hago para complacerla así de sencillo- Priscilla siente ganas de volar de felicidad, su adorado quería obsequiarle lo que quisiese de la tienda, en su idioma de caballero era una forma de darle entender su deseo de cortejarla, en días anteriores recibió dos enorme ramos de flores, su galantería de ofrecer su mano en la ocasiones requeridas y ahora eso, había creído después de la conversación temprana que solo sentía agrado nada más porque era muy niña para su gusto, <<No puedo estar equivocada ¡Le gusto! ¡oh si Dios mio, le gusto! >> pensó y un deslumbrante brillo afloro en sus ojos, sin dudar acepto su propuesta- Gracias , no sabe cuanto me complace su aceptación

¡Cuanto emoción yacía dentro del pecho de ambos! William era dichoso con verla feliz, saltando de un lugar a otro escogiendo los adornos que quería tener, aun no entendía porque le provoca felicidad aquel suceso quizás por el hecho de estar cerca observándola, Elroy incrédula ante la actitud de su hermano ¿cuanto le costaba convencer a William para que le comprara un obsequios? ¿Cuantas indirectas le lanzo esa tarde en casi todas las tiendas para que pagara aunque fuese un par de guantes? Su hermano era un tacaño de primera y ahora es capaz de gastar su dinero sin fijarse en precios por una chiquilla bonita <<¡hombres!>> se expresó indignada

-¡Oh Srta Elroy, parece que su hermano esta cortejando a la pequeña Priss! Tal vez debería ir comprando el vestido para la futura boda- le dijo con mala intención Charlotte quien por dentro estaba celosa de Priscilla porque había acaparado la atención total de William sin proponerselo al contrario de ella quien se la paso coqueteandolo desde que se les unión en el paseo- ¡Ah pero debería ser usted la novia de la próxima boda de su familia! Creo que debe hablar seriamente con su padre, no se ve bien que la hermana mayor en sociedad se case de ultimo cuando su hermano ha declarado ante todos que aun no desea contraer matrimonio..-No podía estar más en lo cierto pensó Elroy enojada, si William contraía matrimonio primero sería el hazmereir de la alta sociedad, la única soltera de la familia que debía estar casada antes que sus hermanos, merecía un futuro de amor cuando se dedico en cuidar de ellos apenas falleció su difunta madre, tenía que hacer algo para evitarlo o atrasar el romance para beneficio suyo, decidida camino con sigilo donde su hermano que yacía parado sosteniendo una canasta con un abanico escogido por la niña que seguía buscando cual otro llevar .

-Debe ser un negocio muy jugoso para que estés pagando cosas sin escatimar precios a la hija del Sr. Andersen- le dice bajito con malicia- ¡Pobre niña si supiera que todo esto es por interés!
-No hables de lo que no sabes -le responde con seriedad alejándose de su lado para unirse una vez más a Priscilla- Ambos son hermosos y se te ven maravillosos, me gustaría que te llevaras los dos...
-¡Gracias!
-Sera un placer más si prometes usar uno para mañana en la continuación del paseo
-¡Ah claro! Si eso desea así lo haré

Las amigas un poco cansadas sugieren que deben irse de la tienda, Priscilla sin pudor da entender que tiene ganas de cenar y William para complacerla aun más las invita a todas al más lujoso restaurante de la ciudad, Elroy no puede evitar alarmarse pero se mantiene callada y así anduvo durante la cena, Charlotte controlaba el tema de conversación para lucirse frente a William, a él le pareció un tema demasiado frívolo para su gusto y noto la coquetería de la chica que tampoco correspondió, solo le importaba lo que opinara Priscilla, solo sus ojos se quedaba en ella. Después de una hora y media se retiraron, llevaron a las tres damiselas a sus casas prometiendo una próxima salida, besos, abrazos y buenas noches, dentro del carruaje se escuchaba la risa risueña de Priscilla a cada instante, sin disimulo mostraba nuevamente su atolondrado entusiasmo por él, Elroy perdida en los movimientos de la calle por su ventana aun permanecía silenciosa pero no por seguir molesta con su hermano sino recordando una mirada masculina que cruzo con la suya dejándola privada y sin aliento en el restaurante, nadie se percato de aquel suceso menos cuando solicito permiso para respirar un poco de aire cuando el caballero se le acerco presentándose y alabando su belleza, su rubia cabellera, su mirada y más, le entrego una tarjeta con su nombre, se despide galante cuando escucha pasos acercándose, ella se quedo inmóvil mirando hacia la dirección donde el hombre desapareció, sus mejillas se tornaron de un rojo intenso que intento ocultar a todos. Al llegar ellos bajan, Elroy camina apurada sin darse cuenta que Priscilla no iba detrás, William tomó su mano para retenerla un poco más e invito un paseo nocturno por los alrededores del jardín, una invitación que Priscilla no tuvo fuerzas de rechazar a pesar de estar mal en aceptar, si para pasar momentos a solas con él indicaba un castigo de sus padres por imprudencia, entonces valía la pena sufrir.


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